Cuando comemos sano el pescado a la plancha es siempre un must en nuestros menús. Pero a veces nos da pereza, porque la piel se queda blandurria e insípida y no mola nada. Por eso hemos recurrido a los expertos de Directo al Paladar, que nos han dado cuatro trucos para conseguir que la piel quede súper crujiente y doradita, ¡ñam!
Asegúrate de que la piel esté seca
Desde Directo al Paladar afirman que para que la piel del pescado quede crujiente cuando lo hacemos a la plancha es fundamental que esté seca antes de ponerla al fuego. Para ello basta con usar papel absorbente, envolviendo o palpando la pieza de pescado.
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Haz cortes en la piel para una cocción uniforme
Cuando el pescado es muy grueso es recomendable hacer cortes en la piel, en perpendicular al filete. Así nos aseguramos la cocción uniforme de la pieza y evitamos que la piel se enrosque y encoja, abarquillando el pescado.
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Cocinar con la piel por delante y esperar a que se despegue sola
Primero ponemos el AOVE en la plancha y cuando esté a la temperatura máxima es cuando añadimos el pescado, siempre con el lado de la piel hacia abajo. Lo dejamos posado, sin moverlo hasta que la piel se haya dorado. Podemos apretar el filete contra la plancha para asegurarnos el contacto de toda la piel con la superficie, pero sin moverlo.
Cuando la piel se pegue a la sartén no hay que tratar de despegarla. Al contrario, es una cuestión de paciencia: en unos tres minutos se despegará y soltará. Es entonces cuando podremos girarlo para cocinar el otro lado.
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Poner papel de horno entre la plancha y el pescado
El truco de expertos máximo es este y solucionará tu vida si siempre se te pega el pescado. Lo recomendaron en Directo al Paladar para cocinar gambas y langostinos, pero se puede aplicar a cualquier tipo de pez. Consiste en cubrir la plancha con papel de hornear barnizado en aceite.
Puede parecer que el pescado no se va a hacer igual, pero esta técnica funciona siempre. Eso sí, requiere un rato más de cocción pero deja la piel crujiente, doradita y no se pega a la plancha porque no está en contacto directo con ella.
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Fotos | Unsplash.
